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Crecer para entender la Alemania contemporánea y llorar (Parte 1) | Growing to Understand Contemporary Germany and Weep – Part I

Oscar Grau has translated into Spanish Hoppe’s Growing to Understand Contemporary Germany and Weep – Part I (PFS 2022). This essay is based on a speech delivered at the Property and Freedom Society 16th Annual Meeting.

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Crecer para entender la Alemania contemporánea y llorar (Parte 1):

Alemania, Oriental y Occidental, la reunificación y Estados Unidos

Basado en un discurso pronunciado en la reunión anual de la Property and Freedom Society en Bodrum, Turquía, el 18 de septiembre de 2022.

Si me preguntan cuál fue el año más importante en la historia mundial, tendría que decir que fue 1949, porque ese fue el año en que nací. Y entonces ocurrieron también otros eventos importantes, como la obra magna de Mises, La acción humana, publicada en 1949, y acercándome al tema del que quiero hablar: Alemania Oriental y Alemania Occidental. Alemania Occidental, llamada BDR [por Bundesrepublik Deutschland, República Federal de Alemania], y Alemania Oriental, llamada DDR [por Deutsche Demokratische Republik, República Democrática Alemana], también se fundaron en 1949, al igual que la OTAN.

Crecí en el oeste, pero mis padres eran refugiados del este, ambos, y la familia de mi madre, habían sido expropiados por los rusos en 1946, y fueron expulsados ​​de la propiedad que tenían. Sin embargo, la mayoría de mis parientes vivían en Alemania Oriental.

De niño, éramos extremadamente pobres. Mis padres no tenían absolutamente nada como refugiados, pero solo en retrospectiva diría que yo era pobre. Entonces, pensaba que todo era perfectamente normal. Y en estos tiempos también pensaba que era perfectamente normal que las cosas mejoraran año tras año, no solo para mi familia sino también para el pueblo en el que vivíamos. No entendía la razón de esto. Simplemente pensaba que era perfectamente normal. Así es como van las cosas.

Lo que no era normal, lo experimenté entonces, a través de mis visitas anuales a Alemania Oriental, a la DDR, que tuve todos los años cuando era niño y adolescente. Para mis padres, por supuesto, la DDR era la zona ocupada por los soviéticos, la zona este, la Alemania socialista, todo mal. El panorama en el este se veía, de hecho, muy diferente. Hubo controles fronterizos insoportables, también controles internos dentro de Alemania Oriental. Siempre debías registrarte con la policía. Las tiendas estaban vacías y había una falta casi total de muchos productos normales, normales en el oeste.

Siempre había largas colas que podías observar. Había grandes tiempos de espera. Por ejemplo, había que esperar 16 años para conseguir un coche. Y todas las personas se dedicaban a actividades de acaparamiento. Además, se podía observar una ética de trabajo miserable y un servicio pésimo en restaurantes, tiendas y lugares de trabajo, una escasez recurrente de suministros de manera constante —ahora llamaríamos interrupciones en la cadena de suministro— y mucho estancamiento y ociosidad. En general, tenías la impresión de estancamiento o incluso de decadencia. Existían mercados negros y un mercado negro de divisas. Con dinero occidental se podía comprar en tiendas especiales, pero sin dinero occidental no se podía.

También aprendí cómo funciona el estilo DDR de discriminación positiva. Se daba preferencia a los hijos de obreros y campesinos sobre los de origen burgués, aparte de la preferencia general dada a los miembros del partido, que era el partido socialista. En la televisión, los líderes del partido socialista —eran como proles con traje— parloteaban por horas sobre los gloriosos logros de los que no había nada que ver. Experimentabas un clima de sospecha, estabas bajo vigilancia constante, y tenías que tener cuidado con lo que decías y a quién le decías las cosas en todo momento.

Lo más deprimente de todo en la DDR fue, por supuesto, que después de 1961, era casi imposible irse, y cualquier intento de fuga de la república, como se le llamaba, era castigado con largas penas de prisión. Mi juicio sobre la DDR era decididamente negativo incluso entonces, hace unos 60 años. Pero en ese momento, no entendía la razón fundamental por la que era así. Reconocía que había una ausencia generalizada de propiedad privada y que algo tenía que ver con eso. Aunque pensaba sobre todo en propiedades residenciales. No obstante, todavía era zurdo en ese entonces y culpaba principalmente al miserable funcionariado, a la gente equivocada, por las fallas que obviamente podías ver. Y todavía pensaba que la planificación central, la planificación económica central, tendía algún sentido.

La DDR, como saben, colapsó en 1989 con la caída del Muro de Berlín y la caída del comunismo en toda Europa del Este. Para 1989, vivía en Estados Unidos y debo decir que derramé lágrimas de alegría cuando todo esto sucedió. Y para entonces, 1989, tenía, por supuesto, una comprensión completa de por qué. Había leído Gemeinwirtschaft de Mises, y no solo eso, y hasta entonces, también había aprendido la lección de Rothbard sobre la naturaleza de un Estado como una especie de banda estacionaria de bandidos y ladrones, una estafa de protección.

Entonces, la razón fundamental de mi primera impresión negativa sobre Alemania Oriental y su colapso final fue que la DDR era un ejemplo de socialismo clásico. Es decir, sin propiedad privada en los factores de producción, simplemente no puedes calcular. No puedes saber qué, dónde, cuándo y cómo producir y adaptarse a las circunstancias cambiantes. Y, por supuesto, este tipo de socialismo fracasó en todos los lugares donde se intentó.

Pero en ese momento, también había llegado a comprender Alemania Occidental, la BDR. La BDR era un ejemplo de socialismo moderado o suave. La propiedad privada existía solo de nombre. Era, por así decirlo, propiedad fiduciaria. Era privada, hasta que fuera llevada por el Estado. El sistema se llamó economía social de mercado o socialdemocracia, y su supuesto básico era —como antes, durante la época nazi— la beneficencia pública y el bienestar público triunfa sobre la beneficencia privado y el bienestar privado, y asimismo tanto mercado como sea posible, y tanto Estado como sea necesario, con el Estado determinando lo que es posible y lo que es necesario.

Todos los partidos políticos se unieron para compartir todos los elementos básicos del manifiesto comunista. Debe haber un banco central. Debe haber impuestos progresivos. Debe haber impuestos a la herencia. Debe existir el esquema Ponzi de la seguridad social, con el que todos están familiarizados. Debe haber una educación estatal obligatoria «gratuita» y, por supuesto, debe haber democracia —gobierno de la mayoría— que, de manera más manifiesta, es una forma de comunismo. Toda propiedad es en último término Gemeineigentum, propiedad de todos. Es decir, propiedad de todos y de ninguno, y en efecto, propiedad del Estado.

Aun así, Alemania Occidental tuvo un buen comienzo antes de que todo el sistema siquiera empezara a funcionar. Ludwig Erhard —que entonces era ministro de economía— abolió todos los controles de precios y salarios que había heredado de la época nazi, en contra del consejo de los americanos sabelotodos como John Kenneth Galbraith, por ejemplo. Y esto llevó a lo que se conoce frecuentemente como el milagro económico alemán, y luego este milagro económico alemán me explicó, por supuesto, también por qué tuve esta experiencia temprana de niño de que todo siempre está mejorando.

Pero después pasó lo que era de esperar: un crecimiento estatal constante y la sucesiva erosión de los derechos de propiedad privada. Además, la democracia, o gobierno de la mayoría, hizo su trabajo. En lugar de golpes de politburó, como bajo el socialismo ortodoxo, ahora había una rotación pacífica del liderazgo del gobierno. Los partidos de oposición fueron incluidos y participaron en el botín del gobierno. Y sobre esta base, que todos participen en el botín del gobierno, se hizo posible que cada partido pudiera formar coaliciones con cualquier otro. El resultado fue, por supuesto, un crecimiento estable de la política partidaria, de los políticos y de la actividad y la participación políticas en vez de las productivas. Fue una politización de la sociedad.

La denominada mejor forma de gobierno —es decir, la democracia— es en realidad la mejor forma para la promoción de demagogos, ladrones, mafiosos y parásitos. En consecuencia, cuanto más crecía el Estado, mayores eran sus ingresos de los impuestos y de la impresión de dinero —que siempre aumentaban y nunca disminuían— es decir, mayor era la atracción de la infiltración estatal, de la toma y el control del Estado por parte de las élites industriales y financieras, como también por parte de los sindicatos de trabajadores hasta cierta medida, para que obtuvieran el control sobre el funcionamiento del Estado y para lograr una legislación especial y participar en el botín.

Por consiguiente, también se produjo un cambio en el carácter de los políticos. Fueron cada vez más comprados y sobornados y convertidos desde agentes independientes y de pensamiento propio en títeres controlados por amos titiriteros que operan en segundo plano. Se estaba produciendo una transformación, por así decir, de un mercado relativamente libre a un capitalismo de Estado o capitalismo de compinches. Y en el curso de este desarrollo, los títeres elegidos, los políticos, se volvían cada vez más tontos para ser manipulados más fácilmente por los amos que operan en segundo plano.

Los acontecimientos de 1989 también tuvieron un efecto profundo en este sistema de capitalismo de Estado o de compinches y en la economía social de mercado de Alemania Occidental. Teóricamente, después del colapso de su socialismo ortodoxo, la DDR podía haber elegido muchos caminos diferentes. En primer lugar, por supuesto, podía haber optado por permanecer independiente. De hecho, sin embargo, la DDR fue tomada por Alemania Occidental, por la BDR. La población en el este fue sobornada con D-Mark recién impreso, la moneda de Alemania Occidental. El gobierno de Alemania Occidental y el nuevo Estado unificado de toda Alemania se apoderó de todos los activos de la DDR y todas las propiedades inmobiliarias (todo era propiedad del Estado allí). Y luego fueron redistribuidos y privatizados según el gusto del gobierno de Alemania Occidental y sus diversos favoritos.

En general, y de manera importante, apenas se llevó a cabo alguna restauración de los propietarios originales. Por ejemplo, no recuperé mi propiedad que me habían robado. Además, todo el sistema legal y regulatorio del Estado de bienestar de la BDR fue exportado e impuesto integralmente al este. Las leyes laborales, la codeterminación, el llamado seguro de desempleo, la seguridad social, las pensiones, los sistemas de jubilación, la vivienda social: simplemente se impuso todo el sistema a Alemania Oriental, lo que hizo que Alemania Oriental, hasta el día de hoy, no fuera competitiva en comparación con otros países del antiguo bloque del este. Estados como Polonia o la República Checa, por ejemplo, que no podían recurrir a sus primos ricos de al lado.

Paralelamente a esta conquista económica y reglamentaria del este por el oeste se produjo una infiltración ideológica en sentido contrario: del este al oeste. Pese a los crímenes masivos de los gobernantes de la DDR, hubo poco o nada en términos de castigo o restitución, porque, como hermanos en el crimen, el BDR, las élites de Alemania Occidental, trataron a sus equivalentes de Alemania Oriental con gran comprensión y de la manera más suave. La razón: existían archivos masivos y peligrosos de la Stasi —la Stasi era la policía secreta en Alemania Oriental— o lo que quedaba de ellos; no se conservaron todos los archivos; algunos fueron destruidos en el momento en que se produjo la toma de posesión. Y muchos occidentales habían actuado como agentes o colaboradores, o temían ser revelados como tales. Muchos sospechosos de alto rango, incluidos Kohl y Merkel, que eran los líderes en Alemania Occidental, se negaron a que sus archivos fuesen abiertos. Y tantos, muchos ex agentes del gobierno de la DDR, informantes, espías, ejecutivos, torturadores y verdugos, fueron considerados excusados ​​y encontraron un trabajo equivalente en la Alemania unificada porque este gobierno también, como todos los gobiernos, tenía y todavía tiene una demanda constante de tales habilidades.

Debo recordarles que tanto los Estados Unidos como Rusia también incorporaron a muchos ex nazis en su sistema porque tenían ciertas calificaciones. Los científicos de cohetes en Estados Unidos y en Rusia eran alemanes.

En suma, esta infeliz unión este-oeste resultó entonces en un giro sistemático hacia la izquierda, un fortalecimiento de las fuerzas redistribucionistas e igualitarias de todo el espectro de la política partidaria de Alemania, una tendencia hacia el incremento agudo de la erosión, erradicación y socavación de los derechos de propiedad privada; en particular, una tendencia asociada principal y correctamente con Angela Merkel de Alemania Oriental y su reinado como canciller alemana de 2005 a 2021.

Ahora, no ha sido establecido de manera definitiva si Merkel era informante de la policía secreta de la Stasi o no. Ella se niega, por supuesto, a que se abran sus archivos. Pero su biografía de la DDR y su carrera profesional y los privilegios que se le otorgaron hacen que esto sea muy probable. Ella podía, por ejemplo, viajar a Occidente, lo que la mayoría de la gente no podía hacer en absoluto. Pero incluso si no, de hecho, lo que ella efectuó fue un giro más dramático hacia el socialismo, y en particular hacia el socialismo internacional, y lejos de una economía de libre mercado y de naciones y economías nacionales independientes y soberanas en la historia de la Alemania posterior a la Segunda Guerra Mundial.

Merkel convirtió a la CDU [La Unión Democrática Cristiana de Alemania] —que era el partido anteriormente nacional-conservador, algo católico con ingredientes de socialismo cristiano— en un partido que superó sucesivamente incluso al SPD [Partido Socialdemócrata de Alemania], que era el partido socialista tradicional, con sus promesas populistas y medidas redistributivas. Bajo el reinado de Merkel, el SPD, el partido socialista tradicional —el representante de la izquierda socialista versus la derecha socialista, que eran los conservadores— los socialdemócratas entraron cada vez más en declive. No tanto por su programa —la socialdemocracia no había fracasado— sino porque su programa había sido adoptado e incluso mejorado por otros. Por la CDU (de Merkel), el partido conservador, por un lado, y, en particular, por los verdes, por el otro, que ahora han superado al tradicional partido socialista, el SPD, en términos de popularidad y se han convertido en la vanguardia de la izquierda socialista en Alemania. De hecho, durante la era de Merkel, los verdes crecieron enormemente, y ahora en Alemania, las coaliciones más probables que se formarán serán coaliciones entre la CDU, el antiguo partido conservador, y los verdes. Ellos son la ola del futuro.

Si te fijas en el comienzo verde, los verdes empezaron como abrazadores de árboles y besadores de ranas, como protectores del medio ambiente y el clima. En la opinión de ellos, los animales, las plantas, la naturaleza son nuestros iguales, con los mismos derechos. Eso revela, básicamente, su actitud fundamental, a saber, antihumana y contra la propiedad privada. Para ellos, proteger el medio ambiente significa anular los derechos de propiedad privada. Y contra el orden bíblico de que se supone que debemos dominar el mundo, para ellos, el hombre no debe gobernar el mundo; de hecho, es una amenaza y sería mejor si no hiciera nada y simplemente se extinguiera, porque somos nosotros como humanos quienes agotamos los recursos, gastamos energía, alteramos el medio ambiente, influimos en el clima, la atmósfera o lo que sea, y no le hemos preguntado a los recursos, a la energía y al clima si está bien que lo hagamos.

Considero esto, por supuesto, atroz. Básicamente, los verdes quieren y afirman saber cómo proteger la naturaleza de la intervención humana. ¿Y cómo hacer eso? Reduces la producción. Reduces la industria. Reduces el consumo y todas las comodidades humanas hasta empobrecerte. Te das cuenta de que, y considero esta como una de las ideas más chifladas de todos los tiempos, es mucho peor que el socialismo tradicional, que afirmaba ser el camino hacia una mayor riqueza. Eligieron los medios equivocados para hacerlo, pero por supuesto, ese era su objetivo. Este objetivo ni siquiera lo tienen los verdes. Y como yo juzgaría, solo una sociedad rica puede permitirse esta tontería verde, e incluso eso tan solo por un corto tiempo.

No basta con esas tonterías, además de igualar a los humanos con los animales y las plantas para empobrecer a la gente, los verdes también son campeones en igualar a todas las personas, todos los humanos y los estilos de vida y caracteres humanos, asumiendo que no puedes deshacerte de los humanos por completo. Ahora, de acuerdo con los verdes, las drásticas diferencias observables entre diferentes personas —sexos, demografía— son el resultado de la discriminación, del privilegio de los hombres blancos, de la explotación, del imperialismo, del colonialismo, del sexismo, etc., etc. Tú sabes todas estas cosas. Y nunca son el resultado de diferentes formas naturales y formas de diferentes talentos y diferentes logros.

En particular, entonces, el hecho obvio de que las sociedades más exitosas, el mayor desarrollo, el pináculo de la civilización humana en toda la historia humana son sociedades occidentales blancas y heterosexuales, dominadas por hombres con estructuras familiares tradicionales de padre, madre e hijos. Esto —la base de la civilización— es incrédulamente considerado escandaloso por los verdes.

En consecuencia, los verdes están ansiosos por poner en desventaja y castigar a estas personas y estructuras sociales, y en su lugar, tanto como puedan, otorgar todo tipo de beneficios, privilegios, cuotas, puntos brownie, a todo y a todos los menos exitosos, menos talentosos, menos normales, o incluso y de hecho anormales y perversos. Los travestis negros con cinco hijos extramatrimoniales de seis personas binarias son el espécimen más digno.

El programa completo es básicamente: apoyas el fracaso y castigas el éxito. Esa es obviamente una receta perfecta para un desastre. La popularidad de esta tontería peligrosa y suicida revela lo que ya esperábamos de la enfermedad del gobierno democrático. Reduces el nivel intelectual de la población de manera gradual pero sucesiva. El votante típico del SPD, el viejo partido tradicional de izquierda, la vieja izquierda, eran trabajadores de cuello azul, y no querían nada más que enriquecerse, incluso si su elección de medios era incorrecta. Pero el número de trabajadores de cuello azul ha estado en constante declive durante décadas. El votante típico de los verdes, en cambio, y también de sus líderes, la nueva izquierda, pertenecen a la clase de los parásitos. No trabajan, y en la mayoría de los casos, nunca trabajaron en el sector privado productor de valor, sino que viven de los impuestos pagados por la población trabajadora. Viven como empleados públicos y su número ha estado aumentando constantemente. Son trabajadores sociales, maestros, profesores, periodistas, estudiantes que nunca terminan ningún estudio y los hijos mimados de padres adinerados y miembros de ONGs, organizaciones no gubernamentales. Casi todos ellos son urbanitas sin ninguna idea ni experiencia sobre la vida rural, la agricultura, la ganadería, o cualquier otro negocio, si vamos al caso; y como empleados públicos, con poco o ningún temor al declive económico, el desempleo o cualquier dificultad. Son mayormente perdedores que fracasarían miserablemente en un entorno competitivo y que, bajo circunstancias normales —es decir, sin cuotas, discriminación positiva— ninguna empresa privada jamás los contrataría. Una vez más, solo una sociedad rica puede permitirse una sobrecarga parasitaria tan creciente, e incluso eso solamente por un tiempo.

Tan solo una breve nota sobre la llamada AFD [por Alternative für Deutschland], la alternativa para Alemania, que hoy en día se considera como nazi, pero son, en general, el mismo partido que la CDU y los conservadores tradicionales solían ser a principios de la historia de Alemania Occidental.

Lo que todavía falta para tener una imagen más o menos completa aquí es el lugar y el papel de Alemania en el orden internacional, en las relaciones internacionales y en la geopolítica. Ahora bien, la DDR —Alemania Oriental— era un vasallo de la Unión Soviética. Y el BDR (Alemania Occidental, y después de 1990 también la Alemania unificada) era y sigue siendo un vasallo de Estados Unidos. Las otras dos potencias victoriosas —Gran Bretaña y Francia— pueden pasarse por alto aquí porque también son esencialmente vasallos de Estados Unidos.

Ahora, aquí me concentro solo en el oeste, y es debido a su toma de control del este. Alemania Occidental fue el resultado de la derrota, de la ocupación militar, y sigue siendo esencialmente un vasallo de Estados Unidos hasta la actualidad. Hay una gran cantidad de tropas americanas instaladas en Alemania. No existe un tratado de paz y, según la letra pequeña legal, Alemania carece de soberanía total hasta el día de hoy.

Hay claros indicadores de esta dominación americana. La constitución de Alemania Occidental y ahora de toda Alemania tuvo que ser aprobada por las fuerzas de ocupación. Partidos, periódicos, medios de comunicación, libros de texto requirieron una licencia por parte de los ocupantes. Hubo una implementación de programas y campañas de desnazificación, un llamado Charakterwaesche, lavado de carácter. Hubo una promoción de una nueva historia ortodoxa. Los vencedores siempre escriben la historia.

Y este reentrenamiento y reeducación, desnazificación, etc. fue desarrollado y supervisado muy a menudo por emigrados de Alemania importados o reimportados, mayormente judíos, y la introducción del campo de la ciencia política que no existía antes, es una típica disciplina americana que no existía anteriormente.

En 1955, ese es el siguiente indicador de la dominación americana, Alemania [entonces Alemania Occidental] se convirtió en miembro de la OTAN bajo el liderazgo de Estados Unidos, por supuesto. Y así, Alemania se alistó y se involucró en la Guerra Fría. Empezaba también en ese momento la integración europea, que finalmente culminó con la UE y el Banco Central Europeo, con el propósito de controlar y debilitar a la derrotada Alemania como posible potencia económica rival.

La promoción de la denominada industria del Holocausto y del exclusivo complejo de culpa alemán iba a cimentar la posición de Alemania como eternos pagadores y con cualquier crítica, incluso la más mínima, de la narrativa oficial, serías castigado con penas de prisión, hasta el día de hoy. Hay muchos alemanes que por contar historias ligeramente desviadas están en prisión.

Luego hay algunos indicadores suaves de la dominación americana. Hubo infiltración y reeducación ideológica que fue posible, por supuesto, debido a la posición de Estados Unidos como la potencia económica más rica y acaudalada. Y el resultado de esta posición como el país más rico de la Tierra fue una especie de imperialismo y penetración cultural. Se entregaron invitaciones y subvenciones desde Estados Unidos a políticos, periodistas, intelectuales, académicos, y fueron financiadas por fundaciones ricas, por la Fundación Rockefeller, la Fundación Ford, la Fundación Carnegie, J. P. Morgan y, por supuesto, por las universidades americanas, especialmente las universidades de la Ivy League.

Y luego estaba el establecimiento de fundaciones, instituciones e institutos financiados por Estados Unidos dentro de Alemania y también dentro de otros Estados vasallos de Europa. Y todo esto, por supuesto, para comprar la lealtad alemana, especialmente entre los jóvenes brillantes. Estados Unidos y la conexión americana se convirtió en el lugar y el camino a seguir para obtener dinero, influencia, prestigio, poder y éxito. Eso también me atrajo, por supuesto, excepto que el resultado podría no haber sido el esperado.

Para nombrar solo algunas de esas instituciones influyentes además de las universidades de la Ivy League, principalmente, el Consejo de Relaciones Exteriores, Chatham House, los Bilderbergers, la Comisión Trilateral, el Club de Roma, el Puente Atlántico, el Instituto Aspen, el Foro Económico Mundial. Su propósito común era reunir, crear y capacitar a una élite internacional e interconectada de personas provenientes de la política, las finanzas, los negocios y la vida intelectual, todos comprometidos con el objetivo final de un gobierno mundial y un banco central mundial dirigido por ellos y sus gustos.

Los hombres destacados en estos círculos elitistas, en gran parte superpuestos, eran en su mayoría americanos. Nada sorprendente, por supuesto, ya que Estados Unidos es la mayor potencia militar y económica del mundo. Pero no los nacionalistas —los defensores de la idea America First [Estados Unidos primero] como Trump eran despreciados por estos tipos— sino los internacionalistas, en cualquier lugar antes que en algún lugar, todos ellos persiguiendo una agenda globalista-internacionalista. Y entre estos círculos, los judíos estaban muy sobrerrepresentados dado su pequeño número absoluto; de nuevo, no de manera sorpresiva considerando su coeficiente intelectual promedio significativamente más alto. Los judíos están muy sobrerrepresentados en prácticamente todos los campos cognitivamente exigentes, por cierto, incluso en los delitos financieros de alto nivel, pero para notar, también en los círculos libertarios y los círculos antiglobalistas. Solo piensa en Mises, Rand y Rothbard. No obstante, el número absoluto de gentiles superinteligentes y superricos supera por mucho al de los judíos y, por lo tanto, aunque sería ingenuo negar el enorme poder e influencia de un lobby judío, no estoy listo para aceptar la tesis, que es bastante popular en algunos círculos, de algún tipo de conspiración judía para apoderarse del mundo.

Luego, sobre los indicadores de centralización, del éxito liderado por Estados Unidos en la dirección de la centralización y de la sumisión alemana en todo esto. Primero, está, por supuesto, la OTAN, la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Euro: todo éxito en la dirección de la centralización. A través de estas instituciones, todos los partidos alemanes y europeos fueron cada vez más armonizados programáticamente y alineados con las ambiciones americanas, primero y más fácilmente con los partidos de «derecha» como la CDU, y un poco más lentamente con el SPD de izquierda y los partidos de inclinación izquierdista, pero ahora también con los verdes. Volveré a eso más tarde otra vez.

Y en cuanto a la dominación cultural: el carácter, la organización y los planes de estudios de las instituciones académicas y universidades americanas se copiaron cada vez más en toda Europa. Incluso enseñando cada vez más en inglés. Y todas las modas intelectuales americanas cruzaron casi de inmediato el Atlántico, y volveré a más de eso en un minuto. Se inició un nuevo capítulo en el proceso de globalización con el colapso y la desintegración de la Unión Soviética en los noventa y el comienzo algo paralelo de la reforma económica y el ascenso de China.

Para entonces, dentro de Estados Unidos, también se había logrado allí un gran progreso de movimiento hacia la izquierda: más igualitaria internamente (principalmente el trabajo de los demócratas) y el control sobre la política exterior había sido obtenido por los neoconservadores, un grupo de ex trotskistas (en su mayoría republicanos, pero no solo republicanos) que tenían ambiciones decididamente globalistas e intervencionistas. Estados Unidos era, para ellos, una nación excepcional.

Los americanos neo-estafados no abolieron la OTAN, aunque el objetivo original de la OTAN se había logrado. La Unión Soviética ya no existía, y la OTAN solo se había formado para combatir el comunismo, la Unión Soviética. Sino lo ampliaron, primero con la reunificación alemana. La antigua DDR ahora se convirtió en miembro de la OTAN. Y luego, rápidamente, muchas de las ahora independientes repúblicas soviéticas y Estados satélites de la Unión Soviética, todos estos países siguieron. De modo que la hegemonía americana se amplió enormemente. Por otra parte, Alemania se vio obligada a renunciar al D-Mark, el marco alemán, y adoptar el euro y el banco central europeo. Y la UE, la propia Unión Europea, se expandió más o menos en paralelo con la expansión de la OTAN, avanzando así aún más la centralización y debilitación de Alemania por duplicado, primero por una moneda más débil —el euro es mucho más débil que el D-Mark— y luego por la expansión del papel de pagador de Alemania en toda Europa. Más y más países entraron en la nómina alemana.

Seguidamente, los neoconservadores, en busca de un nuevo enemigo, y con el fin de satisfacer al complejo militar industrial que financiaba sus campañas y carreras, descubrieron el peligro del Islam radical y encontraron muchas razones para interferir con la guerra y orquestaron golpes de Estado y boicots organizados contra Irak, Afganistán, Libia, Siria, Somalia, Irán, Egipto, Sudán, sin olvidar también a Serbia. Y siempre involucraron a Alemania de una forma u otra en estas iniciativas. Los soldados alemanes defendían finalmente la civilización occidental en Hindukush y en Malí. Y de este lío creado por las intervenciones e invasiones extranjeras de Estados Unidos, como era de esperar, surgieron y todavía surgen oleadas masivas de inmigración e invasiones de estos lugares, que se descargan en Europa Occidental, con Alemania como la mayor atracción y la más dispuesta a aceptar a estas personas. Ahí estaba de nuevo la culpa alemana.

El resultado es una deshomogenización y un mayor embrutecimiento de la población para ser gobernada más fácilmente por las élites gobernantes y superar cualquier resistencia nacional o nacionalista en Alemania y también en otros países europeos contra la mayor centralización de poderes en Europa, en Bruselas. En esta práctica, la práctica inmigratoria, Europa, en especial la Alemania de Merkel, siguió realmente el patrón establecido por la política americana de fronteras abiertas e inmigración indiscriminada, apoyada allí por los globalistas y con la oposición de los proponentes de la política America First. Allí, en Estados Unidos, esto significó una inmigración libre para Centroamérica, Sudamérica y el tercer mundo para asegurar una permanente mayoría electoral de izquierda.

En todo caso, sin embargo, ni a Estados Unidos ni a Europa con sus invitados cercanos de Oriente y África llegaron genios y gente productiva como prometieron, sino en su mayoría ignorantes económicos que terminaron en el paro y contribuyeron poderosamente a aumentar las tasas del crimen. Y fue en relación con la invasión de Europa provocada por Estados Unidos por hordas de africanos y del Medio Oriente, entonces, que la práctica y moda americana de la discriminación positiva que comenzó allí en los sesenta con los negros y que luego se expandió sucesivamente a grupos cada vez más desfavorecidos, hasta llegar a los travestis en la actualidad, cuyo único logro es exhibirse y parlotear sobre ser travestis u homosexuales, lo que sea. Ahora, todo eso se afianzó también en Europa, con Alemania de nuevo a la cabeza y los verdes siempre al frente de la batalla contra el racismo, el sexismo, la xenofobia, y lo que sea; todas las tonterías actuales de PC, rivalizando mientras tanto incluso con Estados Unidos en términos de locura.

No suficiente con eso: si quieres avanzar un programa globalista, tienes que inventar problemas globales para racionalizar tus actividades. Fundamentalmente, todos los problemas y dificultades en la vida humana son problemas individuales que han de resolverse individualmente o en cooperación voluntaria con otros. Los llamados problemas sociales como la desigualdad de ingresos o la pobreza, por ejemplo, son problemas cuya solución supuestamente requiere un Estado coercitivo. De hecho, se inventan para legitimar la acción estatal: gangsterismo, robo y redistribución. El problema del cambio climático, calentamiento o enfriamiento global, es también un problema individual y ha sido tratado como tal a lo largo de milenios. Los dueños de propiedades privadas realizan ajustes en reacción a los cambios en el clima.

Pero las élites globalistas, con Estados Unidos —Al Gore viene a la mente al respecto— lograron transformarlo y redefinirlo en un problema global que requiere para su solución medidas supuestamente globales o internacionales, y la canalización de enormes fondos en organizaciones intergubernamentales, conferencias e instituciones internacionales que desarrollan afanosamente escenarios de terror para justificar e interferir con la producción, el consumo y toda actividad humana alrededor del mundo entero, y así sucesivamente erosionando lo que aún quede de los derechos de propiedad privada.

De hecho, mientras tanto, ha crecido una enorme industria del cambio climático, con miles y miles de aduladores financiados, directa o indirectamente, por dinero del gobierno y hordas de apoyo de parásitos económicos y activistas climáticos. Particularmente en Alemania, los verdes se han convertido en unos de los partidarios más fanáticos de esta moda globalista. Yo lo llamaría religión.

Y aunque todos los líderes de los verdes son, muy parecidos a Al Gore, sin ninguna excepción, nulidades intelectuales sin siquiera la comprensión más básica de las leyes y los principios económicos o cualquier formación en ciencias naturales —de hecho, aunque ellos y sus seguidores más dedicados son a menudo niños sin ningún logro en la vida— y aunque su afirmación de saber y poder controlar el clima global mediante varios impuestos y cada vez más impuestos sobre la producción y vivir una vida normal; aunque esto debería parecerle a cualquiera en sus cabales una auténtica locura, como un signo de megalomanía y desvarío mental, todavía la locura por la protección del clima, liderada por los verdes, pero compartida mientras tanto por todos los demás partidos, excepto la AFD, se ha vuelto cada vez más popular. Y los llamados negacionistas climáticos han sido tratados cada vez más como parias y los han hecho víctimas de la nueva cultura de la cancelación. (Alemania puede seguir siendo la tierra de los Dichter, de los poetas. Curiosamente, el líder verde, el Sr. Habeck, ministro de economía, es el autor de cuentos de hadas para niños. Pero ya no es ciertamente la tierra de los pensadores, de los Denker).

Ahora, el siguiente impulso hacia la globalización, la transferencia y concentración del poder en manos de una élite internacional centrada y liderada por Estados Unidos, y al igual que la crisis climática global todavía nos acompaña hoy, llegó con la llamada pandemia de covid. El origen del virus aún se encuentra algo en disputa, pero hay cada vez más evidencia de que fue el resultado de un excepcional ataque imprudente de guerra biológica americana contra China e Irán. En cualquier caso, la salud y la prevención de enfermedades o infecciones también son problemas individuales que entran en el ámbito de la responsabilidad individual y la distinción entre una persona sana y una enferma o infecciosa se hacía en base a síntomas o indicadores duros.

Durante la pandemia de covid, las élites globales, en estrecha cooperación con el complejo farmacéutico industrial, descubrieron que literalmente puedes fabricar una crisis de salud global y un pánico basado no en indicadores duros como síntomas, enfermedades graves o incluso la muerte, sino única y sencillamente basado en alguna prueba artificial que tenía, en el mejor de los casos, solo un poder predictivo mínimo con respecto a una enfermedad grave o la muerte. Y sin estas pruebas, la mayoría de las personas ni siquiera se habrían dado cuenta de que estaban enfermas. Sin pruebas no hubiera habido ninguna crisis sanitaria, porque en realidad, el covid no tuvo consecuencias más graves que una gripe severa. Excepto que ahora, sobre la base de las pruebas de covid, la economía resultó dañada. De hecho, se estableció una economía de mando central. Los resultados de las pruebas fueron utilizados por los poderes fácticos para restringir las libertades humanas y los derechos de propiedad de una manera sin precedentes. Asumieron y tomaron medidas y poderes totalitarios para supuestamente evitar una catástrofe inminente. Se impusieron arrestos domiciliarios, toques de queda, cierres de negocios, prohibiciones de trabajo, producción, viajes, circulación y asociación, y se obligó —incluso por la fuerza— a las personas a someterse a una inyección con una supuesta vacuna que no fue probada, cuyos productores habían sido eximido de cualquier responsabilidad por efectos secundarios, y que resultó largamente ineficaz.

Además, molestaron a la gente con requisitos de certificados y permisos para volver a llevar una vida normal. Nuevamente, en este evento, Alemania resultó ser uno de los países más obedientes y autoritarios. Solo Austria fue aún peor en este sentido, pero Austria dio un ligero giro un poco más tarde. Es mucho más suave ahora que en Alemania, donde todo esto aún continúa.

Y la mayoría de la gente —eso fue algo asombroso— siguió tímidamente las órdenes contradictorias y en constante cambio dadas por sus líderes políticos e impostores y sus supuestos expertos y asesores extraídos y pagados por la industria farmacéutica, de los que cada predicción resultó ser falsa o fabricado o simplemente inventado. Aun así, hubo poca o ninguna resistencia y luego solo una muy tímida, lo que me enseñó una lección importante: a saber, lo difícil que es y lo difícil que se ha vuelto resistir al gobierno o a las órdenes del Estado, incluso si son de la clase más totalitaria como las invasiones corporales.

A nosotros, mi generación, nos habían enseñado a criticar y culpar a nuestros padres por su supuesta cobardía durante la época nazi. Ese era un programa estándar en las escuelas alemanas. Pregunta a tus padres. ¿Qué hiciste? ¿Por qué no hiciste nada? ¿Por qué no hiciste nada?

Y lo que aprendí del comportamiento de la gente durante la crisis del covid fue: me dio una lección de humildad porque, ¿qué hice? ¿Qué hicimos todos? Aunque obviamente fue mucho menos dramático y malvado que lo que sucedió durante el periodo nazi. No, no resistimos. Así que me sentí honrado por esta experiencia y pude de alguna forma comprender cómo estas cosas también les suceden a otras personas. Bueno, con esto, mi primera parte del discurso ha terminado. Les daré 15 minutos y luego regresaremos para la segunda parte.

Para la parte 2, click aquí.


Traducido del inglés por Oscar Eduardo Grau Rotela. Aclaraciones en corchetes del traductor. El material original se encuentra aquí.

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